El aumento de la incidencia del ciberacoso en adolescentes -el 5,9 por ciento de los menores sufre ciberbullying- ha llevado a la Sociedad Española de Medicina del Adolescente (SEMA), a Red.es y al Hospital Universitario La Paz, de Madrid, a desarrollar la Guía Clínica sobre el ciberacoso para profesionales de la salud, que se presentó en Madrid el día 9 de diciembre de 2015.
El manual, eminentemente práctico, ha sido elaborado por un grupo multidisciplinar de pediatras, psicólogos, psiquiatras, educadores, tecnólogos y abogados, y da herramientas al pediatra y al profesional de atención primaria para prevenir el ciberacoso, detectarlo, tratarlo y conocer qué tipo de proceso judicial ha de ponerse en marcha. Éste dependerá del abuso cometido, y por ello María Angustias Salmerón, pediatra de la Unidad de Adolescencia de La Paz y coordinadora de la guía, ha distinguido entre el ciberacoso, como una violencia ejercida frente a los menores y, como tal, una forma de maltrato realizado por otro menor que provoca un acoso reiterado a través de las nuevas tecnologías, y el grooming, realizado por un adulto y con fines sexuales. «Cerca del 6 por ciento de los adolescentes refieren haber padecido ciberacoso, el 9 lo ha ejercido y el 3 por ciento ha sufrido grooming», ha dicho Salmerón.
No se trata sólo de abordar la parte médica sino de hacerlo en colaboración con el colegio y los cuerpos de seguridad del Estado. Según Salmerón e Inés Hidalgo, presidenta de SEMA, el ciberacoso es una patología muy compleja, que no sólo afecta a la salud física y mental sino también al entorno familiar y escolar.
SINTOMATOLOGÍA DIVERSA. Aunque no hay un perfil concreto de acosador ni de víctima, en el adolescente que sufre ciberacoso se observa una alteración del rendimiento académico, fracaso escolar, somatización, trastornos del sueño, emocionales y psiquiátricos, como un aumento del riesgo de depresión y de suicidio. «El ciberacoso atraviesa al individuo en todas sus esferas», ha dicho Salmerón. Por ello, los profesionales deben sospechar ante síntomas confusos que van desde el dolor de estómago, de cabeza, problemas para dormir, dificultad para andar, cojera, convulsiones rebeldes… «Con los primeros casos vimos que suele ser una sintomatología que se prolonga en el tiempo o es de gran intensidad. Suelen ser pacientes derivados que han pasado por múltiples consultas y a los que se les han realizado pruebas de resonancia magnética y endoscopias digestivas», ha dicho Salmerón. Hay que preguntar a los padres si han notado cambios en sus hijos, y estos suelen referir que el niño está más triste, tiene reservas sobre lo que hace en internet, no quiere ir al colegio, ni relacionarse con nadie… Una vez que se diagnostica el ciberacoso, lo primero es alejar al paciente de los focos. «Si hay síntomas físicos deben tratarse y hay que valorar hasta qué punto está deprimido e indagar la ideación suicida porque el principal problema del ciberacoso es que los pacientes mueren por ello», y si los hay, enviarles a salud mental. El tratamiento es muy largo y requiere psicoterapia y tratamiento farmacológico durante años. El abordaje debe ser multidisciplinar, incluyendo a la familia, al colegio, a la policía y el ámbito judicial, pero también a la víctima, al agresor y a los observadores. «A la víctima tenemos que tratarla y acogerla, pero también al agresor. Su tratamiento fundamental debe ser la reeducación, sin olvidar la parte médica, ya que muchas veces también tienen patología psicosomática», uso de sustancias, fracaso escolar, etc. Según Hidalgo, al igual que se pregunta por otros hábitos de salud en la consulta de pediatría, también hay que indagar en el adolescente y sus padres sobre el uso que hace de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), tanto si hay sospecha de un caso de ciberacoso, como si no. «Hay que enseñar también a los padres que los dispositivos que tienen los niños en la habitación emiten radiaciones que influyen en el sueño». Según Salmerón, es necesario incluir el abordaje del ciberacoso en los planes de estudio de médicos, psicólogos, enfermeras y educadores. «Hay que incluirlo en los programas de formación especializada y hacerse jornadas multidisciplinares, ya que el ciberacoso no es sólo un problema de salud».
USO RAZONABLE Y PACTADO DE LAS TIC EN ESPAÑA. El 84 por ciento de los menores usan internet en casa y el 75 por ciento de los mayores de 13 años tienen móvil. César Miralles, presidente de Red.es, y María Angustias Salmerón, del Hospital La Paz, han explicado que los padres deben pactar con sus hijos cómo gestionar los tiempos de uso, qué se puede hacer y qué no. «No se trata de prohibir, sino de educar a los padres para que sus hijos aprendan a preservar la privacidad. No es más que comportarse como uno lo haría en la vida real, no hablar con desconocidos, no utilizar fotos privadas…», ha dicho Miralles.
DIARIO MEDICO 10 de febrero de 2015