No hay un nivel seguro de consumo de alcohol para la salud del cerebro.

Publicado: 26 agosto 2021

El objetivo de este trabajo es estimar la relación entre el consumo moderado de alcohol y la salud cerebral, determinando el umbral de ingesta para el daño e identificando si los subgrupos de población tienen un riesgo diferencial.

Se diseñó un estudio de cohorte observacional. El consumo de alcohol se determinó en la visita de evaluación inicial mediante un cuestionario de pantalla táctil (2016-10). Posteriormente se realizaron pruebas cerebrales y cognitivas de resonancia magnética multimodal (2014-20). Los datos clínicos se extrajeron de las estadísticas de episodios hospitalarios vinculadas.

El estudio se basó en datos del Biobanco del Reino Unido. Se realizaron imágenes cerebrales en escáneres idénticos con protocolos idénticos en tres centros del Reino Unido (2014-20).

Participantes: 25 378 participantes (edad media 54,9 ± 7,4 años).

Principales medidas de resultado: La salud cerebral definida por las medidas cerebrales de resonancia magnética estructural y funcional.

Resultados: El consumo de alcohol se asoció de forma lineal negativa con el volumen global de materia gris del cerebro (beta = -0,1, IC del 95% = -0,11 a -0,09, p <2 × 10−16). La asociación con el alcohol fue más fuerte que la de otros factores modificables probados y robusta a los factores de confusión no observados. Se observaron asociaciones negativas generalizadas con la microestructura de la sustancia blanca (beta = -0,08, IC del 95% = -0,09 a -0,06, p <2 × 10-16) y correlaciones positivas con la conectividad funcional. La presión arterial y el índice de masa corporal más altos aumentaron el riesgo de daño relacionado con el alcohol (PAS * alcohol: beta = – 0,01, IC del 95% = -0,02 a -0,004, p = 0,005; IMC * alcohol: beta = -0,01, IC del 95% = -0,02 a -0,002, p = 0,02). El consumo excesivo de alcohol tuvo efectos negativos aditivos sobre la estructura del cerebro además del volumen absoluto consumido (diariamente en comparación con el consumo excesivo de alcohol nunca: beta = -0,19, IC del 95% = -0,30 a -0,08, p <0,01). No se encontró evidencia de efectos diferenciales de beber vino, cerveza o licores.

Conclusiones: No se encontró una dosis segura de alcohol para el cerebro. El consumo moderado se asocia con efectos adversos en el cerebro más generalizados de lo que se reconocía anteriormente. Las personas que beben en exceso o que tienen presión arterial alta e IMC pueden ser más susceptibles. Los efectos perjudiciales del consumo de alcohol parecen ser mayores que otros factores modificables. Deben revisarse las pautas actuales de consumo de «bajo riesgo» para tener en cuenta los efectos cerebrales.

https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.05.10.21256931v1.full