Al ser una de las bebidas más comúnmente consumidas en el mundo, el café ha sido un tema de estudio entre investigadores en medicina.
El consenso en torno al café ha evolucionado con el tiempo desde la preocupación por los mayores riesgos de cáncer y enfermedades cardiovasculares en las décadas de 1970 y 1980, hasta la plena confianza de que no había incremento general en el riesgo de enfermedades no transmisibles, y una buena probabilidad de beneficio en cuanto al riesgo cardio-metabólico.
En la reciente publicación se concluye que el consumo habitual de café (alrededor de 3 a 5 tazas al día) ahora se ha vinculado sistemáticamente con la prevención de varios trastornos crónicos, al actuar sobre diversos órganos y sistemas:
- los efectos de reducción de la mortalidad que tiene el consumo de café ocurrían aun después considerar factores de riesgo como tabaquismo y consumo de alcohol, edad y categoría de peso corporal. Los beneficios se observan en quienes consumen hasta 8 tazas de café al día, independientemente de que sea con cafeína o descafeinado, instantáneo o molido o consumido por personas con polimorfismos genéticos que codifican un metabolismo más lento o más rápido de la cafeína.
- Cada taza de café que se ingiere diariamente puede contribuir con reducción de hasta 7% en el riesgo excesivo de diabetes. A la inversa, disminuir el consumo en el curso de 4 años se vinculó con mayor riesgo de diabetes de tipo 2. Los efectos protectores del café pueden ser más potentes cuando se consume a la hora del almuerzo.
- los bebedores de café tienen significativamente menos probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares y el máximo beneficio se ha demostrado en quienes consumen con regularidad 3 a 5 tazas al día.
- los bebedores de café habituales mostraban cambios funcionales indicativos de una mayor concentración y mejor control motor y alerta, en comparación con las personas que no bebían café. Otros resultados no han mostrado vínculo entre el café y mejor cognición.