Cómo manejar el estrés al volante

Publicado: 13 noviembre 2015

Los atascos son grandes desencadenantes de ira. De cada uno depende retomar las riendas de la situación y reinterpretar.

 

Un navegador que no se aclara con la ubicación, coches en doble fila que impiden el paso, otros que no arrancan a tiempo con la luz verde del semáforo, no encontrar aparcamiento a la primera, que el coche sufra una avería en medio de la nada, niños que deciden reñir o llorar en medio de la autovía o atascos kilómetros de luces serpenteantes… situaciones que se viven a diario al volante y que aunque no suponen un peligro para la supervivencia consiguen ponen a prueba los límites del sistema nervioso. Saber responder a estos estresores es clave para que no se desencadenen una serie de reacciones nerviosas como el estrés y la ira que afloran y bloquean durante una actividad que requiere de los cinco sentidos, la conducción.

Hoy en día los estresores han cambiado, se han modernizado y reaccionamos a su aviso de alarma de manera muchas veces desproporcionada con respuestas que no se identifican con nuestra forma de ser habitual porque permitimos que nuestro cuerpo haga caso de lo que nuestro cerebro dice. Se libera cortisol, la hormona del estrés, el corazón se acelera, comenzamos a sudar, el cuerpo se tensa, la sangre fluye más rápido, la temperatura aumenta, el sistema reproductor, digestivo e inmunológico se desactivan, la respiración se acelera, y todo por unos kilómetros de retenciones que pasan factura a la salud y el bienestar general.

Yolanda Cuevas, Psicóloga Clínica de la Salud y el Deporte, explica que el cerebro no es el responsable de nuestra manera de responder, «está programado para nuestra supervivencia, se dedica a realizar su misión, avisarte. Cada uno es responsable de retomar la situación y reinterpretar». Según explica, el cerebro empieza a mandar mensajes que no tienen por qué ser ciertos pero que estamos retroalimentando con pensamientos negativos y catastrofistas como “voy a llegar tarde a la reunión”, “los niños no entran a su hora y van a pensar que soy un irresponsable”, “que torpe se puede ser”, “parece que el carnet lo regalan”, “todas las mañanas lo mismo”, “esto me supera”, “el día menos pensado cambio de ciudad”… que se rumian y aumentan nuestra ansiedad a golpe de freno. Emociones como rabia, frustración, miedo, impotencia, temor que forman un cóctel detonante para los nervios si no se sabe gestionarlas correctamente y que tienen en la mayoría de los casos arrepentimientos y tristes consecuencias.

Las siguientes recomendaciones que nos propone la especialista harán tomar conciencia de que se tiene más capacidad de autocontrol de la que se cree.

  1. Acepta que no tienes el control de la situación

Por más que te quedes mirando fijamente al semáforo en rojo no se pondrá antes en verde, por más que te enfades, maldigas el tráfico, insultes o chilles dentro del coche, o amenaces al de delante no va avanzar, los niños van a llorar más, y la señorita del navegador no va a cambiar su discurso (recuerda ¡ella no te oye!). Pregúntate para qué sirve esa conducta. Llegarás a la conclusión de que sólo genera tensión, estrés y contagias emociones de rabia e impotencia que se manifiestan en tu cuerpo y mente con malas intenciones generando sufrimiento. Para y obsérvate. Quizá no te gusta lo que ves y es buen momento para aprender a responder en vez de reaccionar. Aparecerán otras situaciones parecidas o iguales que tú puedes experimentar de otra manera y te aporten equilibrio.

  1. Busca alternativas que te ayuden a poner distancia

La causa del atasco puede ser un accidente. Empatiza con los accidentados, ellos estarán peor que tú. En otras ocasiones habrá agentes regulando el tráfico, recuerda que son personas, no semáforos, lo hacen lo mejor posible, son los primeros que quieren que las cosas salgan bien.

En los casos en los que se viaja con niños y comienza una en discusión entre ellos, recuerda que si te alteras la situación va a más. Permite que tu silencio se contagie, dales tiempo para que lo resuelvan entre ellos. Puedes también poner tu canción favorita para romper con el momento, contar una historia, beber agua y ofrecérsela a ellos…todo esto puede ayudar a dirigir la situación de forma tranquila. Y si se desborda parar en una zona segura es lo mejor. La idea es deshacerte de la creencia de que el mundo hoy va en tu contra no es la situación, acepta que es parte del juego de la vida que no todo salga como te gustaría.

  1. Entrena estrategias de respiración

Tomar conciencia de este gesto te ayudará a calmarte y relajarte, equilibrarte y retomar la atención. Es un buen recurso no solo para gestionar tus emociones dentro del coche, también para retomar la conducción con la máxima alerta. Es importante trabajar la respiración a diario para que cuando se dan estas situaciones de estrés lo pongamos en práctica de forma natural.

La especialista explica que existen múltiples opciones como la respiración abdominal o diafragmática, la técnica de «no apagar la vela», guiarse contando al inspirar y al espirar, llevar la atención a la respiración… en definitiva, múltiples estrategias que se pueden contagiar al resto de los acompañantes que van en el coche, incluidos los niños.

  1. No hagas lo que te molesta a ti

Pitar molesta y estresa. En un atasco sirve de poco, limita su uso por tu bien y el de los demás, quizá delante haya un bebé madrugador que duerme plácidamente. Recuerda que los conductores en su gran mayoría no tienen problemas de oído, si no arrancan es por algo. Desvía tu atención a otra cosa. En los casos en los que se viaja con niños, recuerda que las amenazas tampoco educan, ni ayudan a interiorizar ideas. Se sabe que los niños se acostumbran a ellas y pierden todo el valor.

  1. Busca la parte positiva.

Sí, la hay como en todo, los atascos también te ofrecen oportunidades aunque a priori no las veas. Oportunidades para observar y sentir. Reconoce que siempre conduces con el piloto automático en tu cabeza. Vas y vienes sin saber con lo que te cruzas, los árboles, el paisaje, un amanecer o un atardecer, el tiempo… Un atasco te para físicamente pero también puede pararte mentalmente. Permítete experimentar y contemplar el momento y no perderte en los pensamientos amenazantes. La mitad de ellos viajarán al pasado recordando quizá una discusión o viajarán a las eternas amenazas y miedos del futuro, de estos el 90% no se cumplirán.

  1. Aprovecha para hacer lo que no puedes en otras ocasiones

Nunca pasas de la canción número… quizá es buen momento para aislarse y tener con tu acompañante, pareja, hijo o compañero un tema de conversación más profundo. Puede que también sea el único momento del día que estarás contigo mismo, aprovéchalo. Al final puedes hasta agradecer esa situación.

  1. No caigas en la tentación

Estás en un atasco no en una oficina móvil, si te dedicas a hacer llamadas, escribir en la agenda, y organizarte el día etc. corres el riesgo que entre avance y avance tengas un accidente con el de delante. Recuerda también que el navegador no siempre tiene razón. No lo sigas a ciegas, si te pierdes para y haz una llamada a alguien que pueda guiarte. Tener un accidente porque uno se cierra a otras posibilidades y se centra únicamente en una voz grabada no tiene sentido.

  1. Ríete de la situación

Reír es incompatible con el estrés y las emociones que se viven de forma negativa, pero equivale a correr veinte minutos en la cinta, además si lo haces a carcajadas tiene un leve efecto analgésico, sí como la aspirina. Escucha chistes o recuerda anécdotas, tu salud lo agradecerá.

  1. Ser ejemplo

Muchos jóvenes estrenan su primer atasco, aparcan por primera vez en doble fila, o se pierden con el coche. Demostrarles que es posible vivirlo de otra manera puede influir a la hora de decidir cómo actuar. No olvides que ese jóven puede ser tu hijo.

  1. El atasco ha sido tuyo

Una vez que llegas tarde ya no merece la pena ir corriendo y contagiar el estrés a nadie. Sal del coche respira profundamente antes de entrar a la oficina para aliviar sensaciones y emociones y no entres gritando, exagerando lo mal que has empezado o acabado el día. En el fondo no tiene interés más allá de la anécdota, no te recrees en la historia. Seguro que hay cosas más interesantes que te han ocurrido que merecen una mayor atención.

abc.es 08/10/2015
http://www.abc.es/sociedad/20151008/abci-estres-coche-tecnicas-relajacion-201510071722.html