Una investigación preliminar presentada en la reunión anual de la Sociedad Americana de Psicofarmacología Clínica (ASCP) 2019, sugiere que la toxina botulínica tipo A (BT), comúnmente conocida como Botox, puede desempeñar un papel en el tratamiento de la depresión bipolar y el trastorno de ansiedad social.
En dos series pequeñas de casos, inyectar BT en la región glabelar de la cara, el área entre las cejas y por encima de la nariz, redujo los síntomas de la depresión bipolar resistente al tratamiento y la ansiedad social.
En la primera serie de casos, 4 de 6 individuos con trastorno bipolar con episodios depresivos de moderados a graves experimentaron una remisión sostenida después del tratamiento con BT.
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Los dos pacientes restantes experimentaron una reducción en los síntomas depresivos, y uno pudo evitar una segunda ronda de terapia electroconvulsiva.
En la segunda serie de casos, 3 de 6 mujeres con trastorno de ansiedad social de larga duración y resistentes al tratamiento experimentaron una remisión sostenida después del tratamiento con BT. El resto experimentó una reducción en los síntomas de ansiedad social.