El trasplante de microbiota fecal da como resultado una reducción a corto plazo de la ansiedad por el alcohol en pacientes con cirrosis inducida por alcohol que no pueden dejar de beber, según muestran los resultados de un nuevo estudio.
Y esa reducción podría conducir a una mejor calidad de vida psicosocial para los pacientes con cirrosis y trastorno por consumo de alcohol, dijo el investigador Jasmohan Bajaj, MD, de la Virginia Commonwealth University en Richmond. «Este es el trastorno de adicción más común en todo el mundo, pero no tenemos nada con qué tratar a estos pacientes», dijo.
La cirrosis se asocia con una alteración del eje intestino-cerebro. Conduce a daños en los órganos en varias partes del cuerpo, incluidos el cerebro, el intestino, el páncreas y el hígado. Esto hace que cambiar los microbios intestinales sea «un objetivo atractivo», dijo Bajaj en el Digital International Liver Congress 2020.
Para su estudio de fase 1 doble ciego, él y sus colegas evaluaron a 20 hombres de un hospital de veteranos de Virginia con trastorno por consumo de alcohol intratable que no eran elegibles para un trasplante de hígado.
Todos habían fracasado en la terapia conductual o farmacológica y no estaban dispuestos a intentarlo de nuevo. «Eso es lo que los convirtió en buenos candidatos para probar algo nuevo», dijo Bajaj durante una rueda de prensa.
La edad media en la cohorte del estudio fue de 65 años, la puntuación media del Modelo de Enfermedad Hepática en Etapa Terminal (MELD) fue de 8,9 y las características demográficas fueron similares entre los 10 hombres asignados aleatoriamente al trasplante fecal y los 10 asignados al placebo. Un hombre de cada grupo abandonó el estudio.
Los investigadores evaluaron los antojos, la microbiota y la calidad de vida durante el período de estudio de 30 días.
En el día 15, significativamente más hombres en el grupo de trasplante que en el grupo de placebo experimentaron una reducción en los antojos de alcohol (90% vs 30%).
A los 30 días, los niveles de creatinina, IL-6 sérica y proteína de unión a lipopolisacáridos fueron más bajos en el grupo de trasplante que en el grupo de placebo. Además, los niveles de butirato e isobutirato aumentaron, al igual que las puntuaciones de cognición y calidad de vida.
También hubo una disminución en el glucurónido de etilo (EtG) en la orina en el grupo de trasplante, que «es el criterio objetivo para la ingesta de alcohol», informó Bajaj, y señaló que no hubo cambios en el EtG en el grupo de placebo.
El aumento en la diversidad de la microbiota fue significativo en el grupo de trasplante pero no en el grupo de placebo. Alistipes, Odoribacter y Roseburia fueron más abundantes en el grupo de trasplante que en el grupo de placebo.
Durante el período de estudio de 30 días, dos hombres del grupo de placebo requirieron atención médica, uno por hiponatremia y el otro por fibrilación auricular. Sin embargo, no se observaron eventos adversos en ningún hombre del grupo de trasplante. «Este fue el resultado número uno», dijo Bajaj.
«La comprensión de las interacciones entre el genoma humano y el microbioma (metagenoma) en la salud y la enfermedad ha representado una de las principales áreas de progreso en los últimos años», dijo Luca Valenti, MD, de la Universidad de Milán, quien es miembro del comité científico de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL), que organizó el congreso.
«Estos estudios sientan las bases para la explotación de este nuevo conocimiento para el tratamiento de la enfermedad hepática», dijo.
«Estamos diagnosticando [ahora] la enfermedad hepática y las etapas de la enfermedad hepática en función de los cambios en el microbioma», dijo Jonel Trebicka, MD, PhD, del Hospital Universitario de Frankfurt en Alemania, quien presidió una sesión en el congreso sobre el papel del microbioma en enfermedad del higado.
«Este y otros estudios nos han demostrado que el microbioma en sí puede influir en la enfermedad hepática», añadió.
Congreso Internacional Digital del Hígado (ILC) 2020: Resumen AS096. Presentado el 27 de agosto de 2020.